Paseando por las calles de Mbour te das cuenta que todo fluye a un ritmo distinto. La vida africana es pausada y rápida a la vez, sí, me contradigo, pero África es todo contradicciones. Paseando por las calles de Mbour me doy cuenta que todo es color. Hay variedad de estampados por todos los sitios, las mujeres visten con infinidad de tonos, ellas son pura vida, puro sentimiento. Me lo imaginaba tan distinto… me encanta este sitio me hace sentir yo misma. Paseando por las calles de Mbour me invade un sentimiento que no se definir en palabras, demasiados estímulos en tan poco tiempo.
Aclaro mi mente y pienso. Pienso en mi gente, en mi tierra, en mi forma y estilo de vida. Me paro y me doy cuenta que ya nunca volveré a ser la misma. Me paro y pienso que el viaje aún no ha empezado. Mañana comienza de verdad, mañana emprendemos el viaje hacia el interior de África, hacia la vida rural más humilde, allí está nuestro destino, a estas alturas aun no me imagino todo lo que me espera, pero os puedo asegurar, ahora des de mi casa sentada en el sofá escribiendo esto, que ese lugar entre baobabs y llanuras, me convertirá en una persona totalmente diferente.